La licencia de conducir te da libertad e independencia, pero también implica una gran responsabilidad. Todos los que se encuentran en la vía o cerca de ella —el conductor o ciclista a tu lado, el peatón en la acera— confían en que permanezcas atento. Debes estar preparado para frenar, desviarte, acelerar o disminuir la velocidad en cualquier momento para evitar un choque; esto requiere dedicar toda tu atención a la carretera y estar siempre apto para manejar.
Tu vida, la de tus pasajeros y la de los demás conductores, ciclistas y peatones dependen de que conduzcas con seguridad. Si estás bajo los efectos de drogas o alcohol, enviando mensajes de texto o distraído con cualquier otra cosa, pones en peligro todas esas vidas.